Encuentra los cojines más cómodos para meditar
En apariencia, aprender a pensar no precisa de grandes habilidades. La imagen que por lo general se asocia es la de una persona que semeja sosegada y relajada, prácticamente siempre y en toda circunstancia con los ojos cerrados y que semeja estar “desconectada”.
No obstante, la meditación es más que querer estar en paz. Precisa de la determinación de apreciar concentrarse en el instante presente, incluyendo el ritmo de nuestra respiración y nuestras sensaciones anatómicos.
Solo cuando estamos en sintonía con nuestro acá y ahora es cuando ocurre la meditación, y para muchos eso puede tomar cierto tiempo de aprendizaje. Lo que sí es es cierto que cualquier persona puede practicarla y probar los increíbles beneficios que produce en cualquiera de sus variaciones, como una mayor concentración y energía, como una percepción más apacible y centrada de los inconvenientes rutinarios.
El cojín de meditación: un aliado para la comodidad
Una de las variaciones de la meditación es el zazén, que en nipón significa “meditar sentado”.
De esta práctica viene el empleo de un cojín singular para hacer más cómoda la situación de quien medita. Este cojín para pensar tiene por nombre zafú y en su preparación tradicional tiene treinta y cinco cm de diámetro, veinte cm de altura y está compuesta por 3 piezas: 2 de forma circular que sirven como base y superficie del cojín, y una tercera compuesta por lona en forma de rectángulo que se cose a los círculos, al paso que el relleno es de trigo sarraceno.
Actualmente, los zafús pueden ser de diferentes formas, como los cojines para pensar con forma de media luna, y se emplean múltiples materiales para su confección y relleno, como el lino, el algodón orgánico o bien otras fibras naturales. Lo esencial es que cumplan con su función principal: elevar las caderas para permitir una situación erguida que favorezca la comodidad a lo largo de la sesión de meditación.
Cómo utilizar el cojín para meditar
Usar un zafú es bastante fácil, es suficiente con situarlo en un espacio sosegado y sigiloso de la casa o bien sitio escogido para pensar, preferentemente frente a una pared blanca o bien de tono neutro. En el caso de tener un zabutón o bien almohada de meditación, hay que emplearla como soporte del cojín, en caso contrario puede utilizarse solo el zafú.
Nos sentamos en el borde del cojín para pensar, intentando que la parte trasera descanse de manera cómoda en él mientras que se sostiene la columna derecha y las piernas cruzadas delante de nosotros. Los brazos pueden ir a los costados del cuerpo, o bien en una situación que favorezca la relajación. La razón del por qué razón hay que sentarse sobre el borde y no en el centro del cojín se encuentra en que de esta forma se reproduce una curva natural que hace que sea más fácil continuar erguido por más tiempo.
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Eligiendo el cojín de meditación perfecto
Si eres nuevo en el planeta de la meditación, la mejor recomendación es adquirir un cojín de meditación asequible o bien en oferta mientras que avanzas en la práctica. El cojín de meditación con forma de media luna de Yogaladen o los tradicionales de ManiBahdra son una buena opción alternativa.
Si buscas un zafú elaborado con componentes naturales, la marca Lotuscrafts tiene cojines de meditación hechos con algodón orgánico, mientras que que Yogakissen tiene un modelo de cojín para meditación de fibra natural.
Mantenimiento del cojín para meditar
Una forma de sostener el zafú en buen estado es limpiándolo de forma regular con un cepillo humectado en agua templada. Al instante de lavarlo, es suficiente con retirar la funda, pues ya prácticamente todos los modelos traen una funda removible.
Si el cojín de meditación está hecho con materiales naturales, lo aconsejable es lavarlo a mano y dejarlo secar al aire libre para eludir que las fibras se estropeen de forma rápida.